“España está muy lejos de Europa en cuanto a formación constante del trabajador”

La Confederación Española de Empresas de Formación (CECAP) cuenta con 60 centros asociados en Aragón, de los que casi 40 pertenecen a la provincia de Zaragoza. Entre todas imparten formación a entre 40.000 y 50.000 alumnos al año, dan trabajo a entre 800 y 1.000 trabajadores, dependiendo de las épocas del año, y facturan en torno a 13 millones de euros anuales, de los que aproximadamente las tres cuartas partes (unos 10 millones) pertenecen a Zaragoza. Forman parte de la CECAP nacional.

El mundo de la enseñanza privada abarca un amplio espectro de ámbitos, ¿cuáles de ellos cubre la Asociación de Academias Privadas de Zaragoza?
Los centros de formación somos empresas que además de impartir idiomas, actividades extraescolares, carreras universitarias también trabajamos para empresas y entidades públicas y privadas, de ámbito local, autonómico, nacional e incluso europeo o internacional. En nuestra asociación convivimos pequeñas academias con empresas que trabajamos para ayuntamientos como el de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y el Gobierno de España. A nivel nacional también nos presentamos a convocatorias, solos o en agrupación con otras empresas, a planes nacionales, donde la concesión mínima puede ser de 1,4 millones de euros.
Ahora lo que hemos hecho muchas de las empresas de formación es diversificar porque los concursos públicos, las subvenciones, son en un periodo determinado, y nosotros tenemos que mantener nuestras estructuras todo el año. Incluso tenemos asociada alguna autoescuela porque ya no solo se dedican a formación de autoescuela sino que han entrado también en impartición de subvenciones para desempleados.

¿Cuál de estas actividades es más relevante para el sector?
Por volumen de negocio, lo que tiene más importancia son las subvenciones, pero nos da más estabilidad la formación a empresas o particulares en el ámbito privado: actividades extraescolares, idiomas, repasos de universidad, etc. El inconveniente de las subvenciones es la inseguridad, incluso inseguridad jurídica. La verdad es que, así como en otras comunidades autónomas han estado años sin sacar convocatorias, el Gobierno de Aragón nos da más seguridad. Todos los años ha habido convocatorias para desempleados. Pero, aun así, las leyes van cambiando muy rápido y no conocemos muy bien a que nos enfrentamos en el momento de las convocatorias: te presentas a ellas, en un momento no determinado se publica una normativa y hay que adaptarse a ella, cuestiones similares que nos crean inseguridad. Las empresas lo que más buscamos es estabilidad y seguridad jurídica, saber a qué nos enfrentamos. La formación subvencionada es bastante inestable.

¿Qué tal es la calidad de nuestros centros de formación?
Casi todos los centros asociados tienen, al menos, la certificación de calidad ISO-9001. Un gran número de los asociados, un 30 o un 40%, como mínimo, tenemos la EFQM que es un modelo de excelencia en la gestión empresarial. Son garantías que se han favorecido desde distintos estamentos del Gobierno de Aragón. El Instituto Aragonés de Empleo en sus convocatorias puntúa por tener este tipo de sistemas y Fomento está empujando para que las empresas tengamos una calidad y unos modelos de gestión que den seguridad a los alumnos. Es más, los centros de formación de Aragón fueron pioneros a nivel nacional. Fuimos de los primeros que entramos en los modelos de gestión y de excelencia. Ahora se ha extendido a otras comunidades autónomas. Es un orgullo que nuestros modelos de gestión se copien en otras Comunidades Autónomas ya que eso significa que estamos realizando un buen trabajo en compañía del Gobierno de Aragón.

¿Y esto cómo se refleja en la calidad de lo que se imparte?
Muy poquitos centros tenemos reclamaciones. Tenemos un trato muy cercano con los alumnos y lo normal es que cuando alguien no está contento con nuestros cursos, se le devuelva el dinero, pero esto no es lo habitual. Los centros que tenemos el modelo de gestión EFQM, podemos tener 0 o 1 reclamación anual en centros con 3.000 o 4.000 alumnos anuales. Los alumnos están bastante satisfechos.

Cuando estalló la crisis, hace ya una década, mucha gente que se quedó sin empleo comenzó o volvió a estudiar, ¿notaron ustedes un aumento de la demanda?
Con la crisis a las academias nos ocurrieron dos cosas. En lo privado descendió el negocio un 40%: los universitarios redujeron los días que acudían a la academia, las actividades extraescolares pasaron de dos horas a la semana a una, los opositores de cinco días pasaron a ir uno porque no se convocaban oposiciones, y estos son sólo algunos ejemplos. Lo que se ha mantenido durante todos estos años e incluso se ha incrementado son los idiomas como algo necesario porque entendemos la posibilidad de trabajar en el extranjero tanto para nosotros como en un futuro para nuestros hijos. Por otro lado, se incrementaron los cursos para desempleados. Durante la crisis todos los años ha habido grandes partidas presupuestarias para formación a desempleados y las partidas para ocupados descendieron. Ahora, en cambio, las partidas para desempleados disminuyen y se están potenciando los planes de ocupados porque la tasa de desempleo en Aragón ha descendido un 40% en estos dos últimos años.

¿Estamos concienciados en España sobre la importancia de la formación constante de los trabajadores?
En España, en cuanto a formación constante del trabajador estamos muy lejos de Europa. No sé si es por nuestro modelo de vida y por nuestros horarios laborales, que dificultan la formación. Un trabajador que ha trabajado por la mañana y por la tarde y luego tiene que hacer cursos de ocho y media a diez y media de la noche no se plantea esta formación, no cabe duda. Puede hacer alguno al año, pero es difícil que haya una constancia. La oferta pública para empleados se está cubriendo pero es que en otros países la oferta es el doble porque existe el doble de demanda.

Una de sus reclamaciones habituales es la competencia desleal de la docencia no profesional o en viviendas privadas, ¿se ha tomado alguna medida o se ha avanzado en algo al respecto?
Llevamos muchos años luchando contra el intrusismo, pero seguimos indefensos. Ninguna administración se hace responsable de este problema. Podemos decir que no hemos avanzado nada contra este problema que tanto daño nos hace. Los centros de formación no tenemos nada contra un joven que da una clase particular. El problema cuando hablamos de intrusismo es que hemos llegado a detectar a personas que en su casa tenían hasta 80 o 100 alumnos a la semana. Nosotros creemos que aquí Hacienda es la que más tiene que hacer. Esto es economía sumergida. Es el mismo problema que hay en otros sectores.

¿Qué tipo de enseñanza en la más demandada y cuáles son las tendencias?
Si analizamos los últimos 30 años, está claro que los idiomas marcan las tendencias. Es algo seguro. Se van a necesitar, incluso más, ya que vivimos en un mundo global, y va en aumento aprender dos, tres y hasta cuatro idiomas. También las nuevas tecnologías son un nicho de mercado. Hay sectores fuera de la tecnología, como las personas mayores de 70 años que, simplemente a nivel personal para comunicarse con sus nietos, acuden a los centros de formación a aprender a utilizar el móvil, el WhatsApp. Para los trabajadores, el foco de interés se está ampliando en temas como big data, business intelligence y todo lo que sea análisis de datos, hojas de cálculo, certificaciones de fabricantes tecnológicos. En resumen, las habilidades tecnológicas continúan siendo preferencia, en parte porque es el mercado que más se actualiza y en parte porque están presentes en todo lo que hacemos.

Enseñanza presencial y enseñanza on-line, ¿cómo van a convivir?
Cada metodología tiene su público. Las dos tienen espacio. La formación on-line cada vez empuja más, por nuestro modo de vida, porque vivimos todos muy atareados, nos gusta compatibilizar muchas actividades y esto nos lo permite. Nos da una facilidad inmensa para compatibilizarlo. Y en la formación presencial también se han introducido las nuevas tecnologías, añadimos herramientas on-line y los profesores, todo lo que se hace en una clase presencial, lo cuelgan constantemente en una plataforma a la que el alumno tiene acceso en cualquier momento.