“Es imprescindible que una escuela de negocios como ESIC esté en el tejido social y empresarial de cualquier comunidad”

ESIC nació hace más de 50 años y, este 2018, ha celebrado sus 25 años de recorrido en la capital aragonesa. Esta escuela, pionera en la disciplina del marketing, se adapta a las necesidades que marca la actualidad para ir “un paso por delante de la realidad económica” en lo que a formación se refiere.

ESIC, con más de 50 años de vida, es una escuela de negocios con fuerte implantación en la comunidad aragonesa. Pero en las últimas cinco décadas el cambio en la sociedad y en el sector de la formación ha sido abrumador. ¿ESIC también se recicla para estar al día?
– Han cambiado tanto la vida en España como ESIC, que nació hace 53 años, en 1965, con el nombre de Escuela Superior de Ingenieros Comerciales. En aquel momento, la escuela introdujo un concepto que en España no era conocido, el marketing. Fue un éxito ya desde los inicios y ESIC ha tenido que reinventarse continuamente y adaptarse a la realidad empresarial, social y económica de España. Hoy seguimos manteniendo como core business el área de marketing, pero no podemos dar la espalda a una realidad nueva como es la economía digital. ESIC la ha elevado a la misma categoría que el marketing en su estrategia: ambas son de vital importancia. En cuanto a la formación, es una disciplina en la que tenemos que ir un paso por delante de la realidad económica para que, cuando los alumnos salgan de la escuela, estén completamente actualizados.

Esta escuela de negocios ofrece formación tanto universitaria como de posgrado. ¿Cómo es cursar una carrera en una institución como ESIC?
– ESIC tiene dos áreas, ESIC University y ESIC Business School. Cada campus tiene una realidad compleja y fruto de lo que en esa Comunidad Autónoma se puede vivir. En Aragón, ESIC es centro adscrito a la Universidad San Jorge y, en virtud de ese acuerdo, podemos impartir un grado oficial en marketing. El elemento diferencial es que ESIC ofrece lo mejor de la universidad, como es un título oficial, y lo mejor de la escuela de negocios, que es que llevamos en el mercado 50 años, apostamos por grupos reducidos, mucha personalización y la filosofía de aprender haciendo.

Hoy en día, cuando lo común es tener en el currículum una carrera y un máster, ¿qué aportan los posgrados al perfil de un alumno? Y, con la amplísima oferta que hay en el mercado, ¿cómo elegir bien un máster?
– Lo primero es que el candidato o alumno sea consciente y se crea al 100% que con un programa máster su CV va a ser mejor y va a estar mejor preparado para el mundo laboral. Hay que preguntarse para qué se quiere un máster y, en función de la respuesta, elegir. En ESIC, con nuestros distintos programas, damos respuesta a las distintas necesidades. Por ejemplo, tenemos el Executive MBA, con el que hemos obtenido la acreditación AMBA, que permite conocer perfiles muy interesantes y te transforma empresarialmente hablando, pero hay que estar dispuesto a hacer el sacrificio que supone.

Al final, nos formamos para acceder a un buen puesto de trabajo. ¿Qué buscan hoy las empresas, en lo que a formación se refiere, en los candidatos a formar parte de su equipo?
– Las empresas buscan gente normal bien preparada. Y lo dicen los directores de recursos humanos con los que cada día hablamos. Más allá de eso, las empresas dan por hecho que el candidato tiene una formación técnica, las aptitudes. Sobre esa base hay que empezar a construir elementos adicionales que sean diferenciales con el resto de candidatos. Además, los idiomas son fundamentales, tenemos que pensar el global. Las empresas no contratan al candidato con mejores notas, sino al que mejor se adapta al entorno. Saber trabajar en equipo ayuda, tener una capacidad autocrítica también, ser positivo… Dando por hecho que las aptitudes están, las diferencias están en las actitudes.

Una de las tendencias actuales es cursar un MBA. Este Master in Business Administration es el más demandado por las empresas, según datos de Adecco.¿Para qué perfiles está indicado este tipo de formación?
– Está indicado para varios perfiles: en función de cada uno, los objetivos son unos u otros. Un MBA, que tiene entidad en sí mismo, no deja de ser un barniz muy transversal para formarte o para abordar todas las disciplinas de la empresa. Es un poco de finanzas, estrategia, comercio exterior, marketing, logística… La pregunta se la tiene que hacer el candidato: “¿para qué quiero hacer un MBA?”. Hay distintos tipos, aconsejados para unos perfiles u otros. Si una persona que acaba de terminar sus estudios quiere realizar un MBA, ese programa es un vehículo para encontrar trabajo: se busca que sea un programa muy intenso, que tenga prácticas, que ponga en contacto con el mundo empresarial… Otra opción que ofrecemos en ESIC es el MBA Executive, con un objetivo y perfil completamente distinto. Los alumnos tienen que tener más de 30 años, ya han trabajado unos 5 o 6… El objetivo que tienen es perfeccionamiento, conocer otras realidades, mejorar su espíritu crítico, tener herramientas que aplicar en su puesto de trabajo…

En Aragón, el 33% de las empresas que buscan candidatos con formación superior, de posgrado o máster, buscan perfiles con un MBA en su haber. ¿Garantiza un puesto directivo el hecho de contar con este título?

– Si la palabra es garantizar, la respuesta es no. Hay que ser muy honestos. Si la pregunta es si mejora las posibilidades, la respuesta es, rotundamente sí. Porque nosotros no dejamos de ser un vehículo y el MBA es un elemento de diferenciación entre candidatos. En ESIC, además, uno de los valores añadidos es el servicio VP, la Unidad de Desarrollo Profesional. A través de él, los CV no llegan a las empresas desde el candidato, sino desde la escuela, y eso ya supone un aval.

La ligazón entre las escuelas de formación y las empresas es uno de los puntos más valorados por los estudiantes. ¿Qué relación tiene ESIC con las empresas, en cuanto a prácticas laborales e inserción de empleo?
Es un punto imprescindible. Nosotros siempre decimos que ESIC es un actor que pone en contacto a los alumnos, que son lo más importante, con las empresas, que son una parte imprescindible. Estamos permanentemente trabajando para que nuestros alumnos y antiguos alumnos sean una comunidad que se sienta orgullosa de lo que hace ESIC por y para ellos. Es imprescindible que una escuela de negocios como ESIC esté en el tejido social y empresarial de cualquier comunidad: ESIC tiene que ser un punto de encuentro que aporte valor añadido. Por ejemplo, celebramos nuestro 25 aniversario en el mes de marzo y allí se reunió la práctica totalidad de las empresas medianas y grandes de Aragón con nuestros alumnos.

¿Cómo se transmiten los valores empresariales a los alumnos que pasan por ESIC?
ESIC, desde sus orígenes, ya plantea en sus programas educativos una asignatura que es Ética en los negocios. Lo que han dicho los directivos y fundadores de ESIC siempre es que se puede hacer dinero actuando de manera ética.

La formación online es una de las grandes apuestas del sector… y una de las grandes demandas de los alumnos. ¿Qué papel tiene en ESIC?
La formación online es un medio extraordinario para conseguir determinados objetivos, pero quizá para otros no sea el más adecuado. Es decir, si lo que quieres es conseguir contactos, hacer networking, vivir experiencias e integrarte en una comunidad, la formación online no puede desempeñar ese papel. En ESIC, esta formación está circunscrita a las materias técnicas de economía digital, algo que desarrollamos a través de nuestro Instituto de Economía Digital, el ICEMD, que cuenta con un amplísimo catálogo. El resto de formación, en nuestro caso, es presencial.

Cerramos esta entrevista como comenzamos: hablando de la formación y sus avances. Si actualmente las clases apenas se conciben sin pantallas y el formato es cada día menos unidireccional, ¿cómo serán las clases en el futuro? ¿Cuáles son las tendencias que se vislumbran?
Sin tener la certeza, hay distintos indicadores que nos señalan que dentro de unos años las clases se parecerán poco a las de la pizarra, la tarima y la tiza. Por ejemplo, nosotros estamos aplicando tendencias como la clase invertida, el flip classroom. Ya no vienes tú a clase sin ningún conocimiento: la clase empieza antes de conocer al profesor a través de determinadas herramientas para que el tiempo que estemos juntos sea de crítica y debate. Posiblemente, la tendencia sea la de estar menos tiempo juntos, profesor y alumnos, pero lograr que ese tiempo sea de mucho más valor.
Además, las tecnologías han entrado ya en la educación. La clave estará en saber darles un uso adecuado para que las personas sigamos teniendo un papel fundamental.