“El conjunto de la economía social y, muy especialmente, las empresas de inserción van a tener un papel fundamental en la recuperación económica y del empleo. 

AREI, la Asociación Aragonesa de Empresas de Inserción, lleva en activo más de 20 años. ¿Qué ha cambiado en estas dos décadas en la inserción laboral y qué queda, todavía, por hacer?

Desde que surgen a finales del siglo pasado las primeras empresas de inserción, como respuesta a la necesidad de promover la inserción sociolaboral de personas que sistemáticamente quedaban fuera del mercado laboral y evitar la cronificación de esa situación, hasta la actualidad, lo cierto es que los cambios y los avances han sido muy significativos. En estos 20 años, las empresas de inserción han experimentado un considerable desarrollo, en lo social y en lo económico, y han logrado importantes avances en su reconocimiento legal, institucional y social. Se ha producido una creciente profesionalización y experiencia, la mejora continua en la gestión de sus resultados sociales y económicos, etc., que han hecho de estas empresas verdaderas estructuras competitivas en los sectores económicos en los que operan, ofreciendo bienes, productos y servicios de gran calidad a precios competitivos. Por otro lado, el estatus social adquirido por estas empresas en los últimos años, a través su promoción, de una mayor visibilidad y difusión de sus resultados, es una muestra de la progresiva consolidación de las empresas de inserción como modelo empresarial generador de empleo inclusivo.

A pesar de estos avances, en la actualidad las empresas de inserción se enfrentan a numerosos retos y desafíos, acrecentados todavía más con la crisis de la COVID-19. Se hace necesario avanzar hacia su digitalización, mejorar su competitividad, visibilizar el trabajo que realizan… Pero también, es necesario que las empresas de inserción se adapten a los nuevos perfiles de usuarios que surgen derivados de la aparición de nuevas problemáticas sociales y de nuevas formas de exclusión. Asimismo, resulta fundamental la adaptación de sus actividades productivas y formativas a las nuevas tendencias y necesidades del mercado de trabajo. No podemos olvidar que el objetivo último es que las personas trabajadoras mejoren su empleabilidad y se inserten adecuadamente en el mercado laboral, lo que demanda la orientación de las empresas de inserción a aquellos sectores donde existen mayores oportunidades de empleo, presente y futuro, para las personas que atienden.

La pandemia ha revolucionado todo, también el mercado del trabajo. ¿Cómo ha afrontado AREI, dedicada a la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión, estos meses?

Con la declaración del primer estado de alarma y la adopción de las medidas excepcionales por la emergencia sanitaria, desde AREI, como asociación representativa y de apoyo a las empresas de inserción, el objetivo prioritario fue encaminar todos nuestros esfuerzos a garantizar la supervivencia y continuidad de las empresas y el mantenimiento de los puestos de trabajo. Por ello, nuestras actividades se centraron prioritariamente en reforzar el servicio de apoyo y asesoramiento a las empresas, resolviendo todas las dudas que surgían en este nuevo escenario: novedades normativas, cierres temporales, ERTEs, ayudas, medidas de prevención y protección, etc. También, se ha llevado a cabo un intenso trabajo de representación e interlocución institucional con el objetivo, en un primer momento, de dar seguridad jurídica a las empresas en cuestiones muy particulares de este modelo empresarial como es la afectación de los ERTEs a la calificación como empresas de inserción, a las ayudas… y también, para promover la puesta en marcha de medidas desde las administraciones públicas para mitigar, en la medida de lo posible, los efectos de la crisis tanto en las empresas como en las personas a las que atienden.

¿Con qué retos se han encontrado las empresas aragonesas de inserción en este contexto, marcado por lo digital y el teletrabajo?

Para las empresas ha sido un reto muy grande, ya que hay que tener en cuenta que, al margen de su trabajo productivo que, por los sectores de actividad en los que se encuentran, requieren de la presencialidad, lo que cobra importancia es la labor social que realizan, de acompañamiento. Por ello, aunque muchas de las empresas se hayan visto abocadas a aplicar ERTEs de actividad, todas han mantenido e incluso reforzado su trabajo de acompañamiento y atención a las personas trabajadoras de manera telefónica y telemática, ya que no debemos olvidar que muchas de ellas tienen situaciones personales y familiares muy complejas, a las que la situación de incertidumbre y de inseguridad que hemos vivido, se ven todavía más agravadas y las dificultades a las que se enfrentan se acrecientan. Afortunadamente, desde mayo/junio la mayoría empresas han podido ir retomando su actividad y sacando progresivamente de los ERTEs a los trabajadores.

Se habla mucho de que, en la “nueva normalidad”, el papel de la economía social será crucial. ¿Veremos una sociedad y un mercado laboral más integrador o es una utopía?

Debe serlo. Como sociedad, no podemos permitirnos que una parte importante de la población quede sistemáticamente fuera del mercado laboral, en situaciones de enorme precariedad y vulnerabilidad. Debemos ser capaces de no dejar a nadie atrás. Y aquí sin lugar a dudas, el conjunto de la economía social y, muy especialmente, las empresas de inserción juegan un papel fundamental. Ya lo demostraron en la anterior crisis económica, en la que las empresas de economía social mantuvieron una encomiable resiliencia, siendo capaces de mantener mayores niveles de empleo, de seguir creando empleo para las personas más vulnerables, de mantener empleo de estable y de calidad… Y en este nuevo contexto, con la necesidad de avanzar hacia un crecimiento económico que sea más sostenible, más inclusivo, más social, la economía social, por sus valores y principios, centrados en la persona, va a resultar crucial. Es necesario que avancemos hacia un futuro que siempre debe ser mejor, orientado a buscar soluciones a los desafíos de nuestras sociedades, como la desigualdad, el cambio climático, la exclusión o la necesidad de modernizar nuestras economías.

Y este futuro lo debemos dibujar como sociedad: La economía social forma parte de un ecosistema en el que existen muchos otros actores, y para que el mercado laboral sea “integrador”, tenemos que articular alianzas en el que cada uno de ellos tenga su papel, y hacer funcionar los engranajes entre todos.  Las empresas de inserción tienen y pueden ser los aliados estratégicos para lograr una recuperación que sea sostenible e integradora.

AREI representa a 17 empresas de todo Aragón. ¿Qué diferencias presenta la inserción laboral en el entorno rural respecto al entorno urbano?

La verdad es que la implantación de empresas de inserción en el mundo rural en nuestra comunidad es muy reciente. Hasta el año 2017, todas las empresas se encontraban en las ciudades de Zaragoza y Huesca y, de hecho, uno de los objetivos prioritarios desde la asociación era promover la creación de empresas de inserción en el entorno rural, como herramientas que pueden contribuir a la necesaria vertebración del territorio y a dar respuestas a las necesidades sociales y a las situaciones de vulnerabilidad que también se dan en las zonas rurales.

Ahora nos toca parar y echar una mirada a todos los avances que la crisis por la pandemia ha generado en cuanto al uso de las nuevas tecnologías y al teletrabajo, a las posibles alianzas que las empresas de inserción podemos desarrollar tanto con empresas, entidades, instituciones públicas, etc. y ver qué respuesta conjunta podemos dar a las nuevas necesidades sociales, generando empleo que arraigue la población al territorio, con la mirada puesta en las personas más desfavorecidas, para dar respuesta a la necesidad de vertebración del territorio en el marco de un modelo socio económico sostenible.

AREI agrupa a 309 trabajadores, ¿qué perfiles se encuentran representados en la asociación?

La principal particularidad de las empresas de inserción, su esencia y razón de ser, es la contratación laboral y el acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad con importantes dificultades de inserción en el mercado laboral. De hecho, por ley, al menos el 50% de sus plantillas deben estar compuestas por personas desempleadas que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social: personas perceptoras de rentas mínimas, paradas de larga duración, mujeres victimas de violencia de género, …. En concreto, el pasado año, el 60% de nuestras plantillas estaban formadas por personas de inserción, de las que el 53% eran perceptoras del Ingreso Aragonés de Inserción y otro 30% procedían de programas prelaborales y otros recursos sociales.

Vivimos, también, en la era del emprendimiento ¿cómo se aplica a las empresas de inserción?

Hablar de emprendimiento en las empresas de inserción es una redundancia, estamos emprendiendo continuamente, porque nuestra actividad no es sólo mercantil sino también social. Estamos continuamente innovando en productos para adecuarnos a la demanda del mercado, en esta crisis hemos ampliado actividades como por ejemplo certificación de metraquilatos, higienización de espacios, todo lo relacionado con la economía de los cuidados, el refuerzo y la atención a las personas mayores, y en todo lo que ha tenido que ver con todas las medias de seguridad. Esto ha venido para quedarse. Y en emprendimiento social, hemos sido capaces de adaptar actividades manuales con menor valor añadido hacia otras más especializadas, y entrar en nichos de mercado que responden a las necesidades actuales.

2021 está a la vuelta de la esquina, ¿cuáles son los planes de AREI para el nuevo año?

Dar un mayor servicio a las empresas en cuanto a darles oportunidades para su recuperación, estabilización de sus cuentas, y a continuación empezar un nuevo proceso de consolidación, a través de la mejora de la competitividad. Ya tenemos varios proyectos y programas, para los que vamos a tener que contar con alianzas públicas y privadas, con el objetivo de  generar nuevas experiencias de negocio en nichos de mercado que tengan un empleo de futuro para personas en situaciones más desfavorecidas. Vamos a apoyar a nuestras empresas para que puede seguir siendo una opción tanto para las personas que ya estaban en una situación desfavorecida, como las que el mercado va a expulsar.

 

Como gerente de AREI, cuéntenos cómo encuentran las empresas aragonesas de inserción su lugar en CEOE.

AREI es socio de CEOE Aragón desde 2015 y miembro de la Comisión de Economía Social, desde la que tratamos de visibilizar el trabajo que realizan las empresas de inserción y de mostrar las potencialidades de estas empresas como aliadas estratégicas para el desarrollo de las políticas de Responsabilidad Social del tejido empresarial aragonés, a través de la contratación de las personas que finalizan sus itinerarios de inserción en nuestras empresas o de la compra de los productos y servicios que ofrecen, contribuyendo a lograr un mercado laboral más inclusivo. La realidad es que estamos en el mismo ecosistema, y al final la colaboración se traslada en que tenemos que estar integrados, y ser capaces de desarrollar nuevas iniciativas. En 2021, que está a la vuelta de la esquina, con CEOE vamos a tener que trabajar juntos para aplicar bien el plan de recuperación, transformación y resilincia, que se va a emprender desde el Gobierno de España con los nuevos fondos que van a llegar de Europa, de tal manera que salgamos reforzados y suponga una modernización de la economía que sea realmente verde, digital, cohesionada y sostenible.