“En los colegios nos cuesta entender que debemos funcionar como empresas”

Escuelas Católicas de Aragón reúne a casi un centenar de centros en la Comunidad. Entre sus retos de futuro, además de la “unidad de acción y de criterios”, figura la divulgación de la cultura empresarial en los entornos formativos.

Las escuelas católicas cuentan con una consolidada implantación en España en general y en Aragón en particular. Para tener una fotografía del sector, ¿cuántas hay activas hoy en la Comunidad y forman parte de ECA?

Escuelas Católicas, a nivel nacional, representa a más de 2.000 centros educativos, 1,2 millones de alumnos y 100.000 trabajadores. En Aragón, la representación es algo más modesta, pero no deja de ser importante: 90 centros, más de 50.000 alumnos y 5.000 trabajadores.

¿Qué diferencia a la formación de estas escuelas católicas, tanto concertadas como privadas?

Lo que diferencia a nuestras escuelas es el carácter propio o ideario, que define el propósito de cada uno de esos colegios. El carácter propio establece un modelo antropológico, axiológico, ético y religioso, que es la clave del modelo educativo, pedagógico, didáctico y de pastoral de cada centro educativo.

 

Ofrece las claves de calidad de cada uno de nuestros centros y es el fundamento de nuestra razón de ser. Es lo que nos distingue como institución educativa en la sociedad. Podríamos decir que actúa como poso histórico, porque recoge la identidad desarrollada con el tiempo por cada uno de nuestros colegios, y como motor de futuro, porque desarrolla la hoja de ruta para seguir navegando con la misma orientación.

Aunque cada centro tiene su identidad, ¿cuáles son esos valores compartidos?

En Escuelas Católicas somos entidades sin ánimo de lucro y de carácter católico. La nuestra es una labor de vertebración, tanto nacional como autonómica, de representación institucional y empresarial, de formación de directivos y profesores. Dentro de Escuelas Católicas tenemos parte concertada y parte privada, y nos basamos en la libertad de enseñanza y la consideración de la escuela concertada como beneficio para el conjunto del sistema educativo y como garantía de igualdad de oportunidades.

En los últimos meses, la denominada Ley Celaá ha situado a la escuela concertada (en muchos casos, escuelas católicas) en el foco mediático. ¿Cuáles son las demandas de las Escuelas Católicas al Gobierno?

Nuestra posición es la solicitud de la continuidad de la pluralidad del sistema educativo actual, porque la sociedad española es diversa y democrática. La sociedad fundamenta su convivencia sobre los valores de la tolerancia y la participación y, por tanto, la escuela más adecuada para una sociedad como la nuestra debe ser una escuela también plural, gratuita y universal. Y esto solo es posible si hay pluralidad de escuelas; es la única garantía de una educación en libertad, con proyectos educativos y pedagógicos propios y autonomía de los centros para dotarse de ellos y ponerlos en práctica.

¿Qué actividades desarrollan desde Escuelas Católicas de Aragón, tanto para la comunidad educativa como para las familias y alumnos?

Actuamos en defensa de los centros ante las distintas administraciones, con contactos habituales con el Ministerio de Educación y Ciencia, partidos políticos, instituciones relacionadas con la educación, Gobierno de Aragón… Participamos en el Consejo Escolar a través del pleno y de la permanente, representamos en diversos observatorios, atendemos a la legislación educativa, estatal y autonómica, así como a las leyes de presupuestos aportando sugerencias. Entablamos negociaciones con las administraciones con el objetivo de defender la concertación en función de la demanda y promovemos la autonomía de los centros concertados. Ofrecemos también servicios jurídicos y asesoramiento personalizado sobre cuestiones que afecten a nuestros colegios: conciertos educativos, modificaciones, recursos administrativos y judiciales, autorización de actividades complementarias, extraescolares y servicios, régimen de autorizaciones, materia tributaria y fiscal, económica…

Damos información puntual, asesoría en formación a través de un plan con convenio con diversas entidades, del Gobierno de Aragón a la Fundación Tripartita. Lideramos el movimiento por la innovación educativa y tenemos gran cantidad de cursos, así como un curso superior en dirección de centros con la Universidad San Jorge. Y participamos en publicaciones como la revista Educadores, Escuelas Católicas… Todo, en términos estatales y autonómicos.

La pandemia ha afectado a todos los sectores, también, y especialmente, al educativo. ¿Cómo se han adaptado las escuelas a las que representan?

Lo hemos afrontado con un esfuerzo personal enorme y con esfuerzo material para hacer frente a la situación generada por el Covid-19. Ante la crisis sanitaria, la escuela concertada ha respondido con lealtad y colaboración absoluta en la adopción de las medidas propuestas por las autoridades con la intención de crear un clima de seguridad en los centros educativos. En esta línea, deberíamos felicitar a los trabajadores, las familias y los alumnos por la respuesta dada a los planes de contingencia, lo cual ha llevado a crear espacios seguros.

Ahí está el resultado: no se ha cerrado ningún colegio. Las perspectivas que teníamos el verano anterior no eran tan halagüeñas.

¿Qué perspectiva se tiene de cara al curso que viene?

Confiamos en volver a la mayor normalidad posible incluso en el horario y las actividades, que han estado mermados. El peaje que estamos pagando desde marzo de 2020 es importante, y hay que recalcar que nuestro objetivo al inicio del curso 2020-2021 era evitar la situación del último trimestre del anterior, el confinamiento total.

Las asociaciones de escuelas católicas nacieron a finales de los años 60. Desde entonces, la educación en España ha cambiado mucho. ¿Qué papel ocupan actualmente las escuelas católicas en el panorama educativo?

En este momento, Escuelas Católicas a nivel nacional supone el 15% del total del sistema educativo, y el 60% de la enseñanza privada-concertada. Esto la convierte en la organización más representativa de este sector. En términos autonómicos, en Aragón la escuela concertada supone el 33 % del total; en Zaragoza, el 43 %.

Desde 1957, todo lo conseguido hasta ahora por la organización debe consolidarse y proyectarse con mayor dinamismo. Nuestro principal interés es promover la unidad de acción de toda la escuela concertada para potenciar lo máximo posible nuestro sector.

¿Qué retos de futuro tienen desde la agrupación?

Entendemos que, dentro de la diversidad, es importante mantener una unidad de criterios y un funcionamiento coordinado en todos los ámbitos, desde el jurídico al directivo, pasando por el pedagógico, el económico, el de comunicación o el de pastoral. No nos queda otra que aunar esfuerzos.

En algunos casos, como el de los centros privados, las escuelas también son empresas. ¿Cómo se compagina esa dualidad?

Nos cuesta mucho en los colegios entender que debemos funcionar como empresas, pero se ha adelantado mucho en ese sentido. Últimamente somos más conscientes de la necesidad de profesionalización, tanto de los equipos directivos como de los equipos de gestión. Como organización, debemos velar por los intereses empresariales de los centros, negociar pactos, acuerdos y convenios colectivos. Representamos a los colegios como empresarios y ostentamos la representación institucional en algunos ámbitos, como el Consejo Escolar. Si no funcionamos como empresas, no podemos acometer los proyectos que se necesitan. Es algo complicado, especialmente en los colegios concertados.

En ese sentido, trabajamos intensamente en la promoción del uso de las TIC e intentamos ayudar a aplicar en los centros una cultura de calidad; antes, a través de la norma ISO; ahora, a través del modelo EFQM.

Se han integrado recientemente en CEOE, ¿qué esperan de esta alianza?

Llevamos poco más de un mes en CEOE. A nivel nacional sí se lleva más tiempo y se participa en las comisiones y grupos de trabajo de CEOE; en Aragón, acabamos de entrar y esperamos alcanzar un nivel de colaboración que nos beneficie a las dos organizaciones. Creo que podemos aportar cosas interesantes a CEOE y estoy convencido de que CEOE nos podrá aportar cosas interesantes a nosotros.